Séptimo regimiento
Dicen que sólo te llegas a conocer de verdad cuando estás muy ebrio. Yo tengo una teoría distinta, si querés te la cuento.
Viste esa gente que fuma mucho porro y se transforma EN porro? Su personalidad gira en torno a eso. Bueno, para mí pasa lo mismo con el alcohol pero en menor medida y cambiando algunas cositas.
Las primeras veces que salís y te pones en pedo, que suelen ser a una temprana edad, descubrís cosas de vos que no conocías. Podés ser gracioso, tal vez hablás con más gente, bailás sin sentirte incómodo, etc. Aparecen un montón de cosas que sos capaz de hacer solamente en ese estado desinhibido. En mi caso, esto se potencia al mil porque siempre fui muy tímido, a tal punto que me da vergüenza bailar mientras me miro en el espejo estando solo.
De a poquito vas formando una segunda personalidad alrededor del alcohol. Una versión de vos que se anima a hacer todo eso que vos no. Habla con gente del sexo opuesto, sabe chamuyar, no tiene miedo a las miradas, etc., etc., lo mismo de antes. Pero a medida que esta persona crece, a la que vamos a llamar Vos_2, tu nivel de dependencia también. Esto genera un poco de resentimiento con tu versión “default” que no está acostumbrada a hacer todo eso.
En el viaje de egresados a Bariloche me enfermé y tuve que tomar antibióticos. Solamente pude escabiar la primera noche. “naaaahhhhh que mal orto” pensará alguno. Y sí, pero porque terminé en cama todo un mes por cortar los antibióticos. No poder ingerir alcohol en Bariloche fue lo mejor que me pasó ese año. Ahí estaba prácticamente forzado a salir, y ahora, sobrio.
Descubrí que esa segunda variable que tenía de noche seguía estando, pero de manera pasiva. Si me obligaba a actuar “socialmente” lo podía hacer. Obvio que al principio era incómodo y tenía que ir al baño cada cinco minutos para calmarme, pero con los meses me fui acostumbrando.
“Bue Manuel sos un anti de mierda. El alcohol es lo más, aguante el vino puto kgón” pensará el lector. El alcohol es una forma de distendernos muy divertida porque estimula el cerebro y no voy a negar que esas noches en las que todo fluye y vos solo te dejás llevar son buenísimas. (El Manuel de 2024 ya no piensa esto «). Pero cuando lo usás como excusa porque no te animás a ser vos mismo, ahí no está bueno. Nadie debería tener que recurrir a estímulos externos para expresarse. Y sí, siempre salto con el mismo tema, pero es algo que sufrí mucho y no quiero que le pase a otro.
Es muy gracioso que todos pensemos que el otro nos está juzgando cuando el otro también está pensando en cómo lo ven los demás. Ojalá se entienda.
¿Y qué hago con esto? No sé. Yo escribo diálogos conmigo mismo. Cosas que pienso. Sentate a charlar con vos un ratito pero no se peleen.