Norte y Paz
Por un lado, caos; por el otro, orden.
Si hay mucho caos, no hay límites, las estructuras se desarman y no hay nadie que haga de autoridad. El caos es una mala noticia que llega de golpe, un final desaprobado, una relación que se desarma aparentemente “de la nada”.
En exceso de caos, no se pueden tomar buenas decisiones, o al menos, no de forma rápida.
Si nos vamos al extremo del orden, hay demasiados límites; no hay flexibilidad que relacione las normas con el contexto. El orden da estructura, es la rutina que nos mantiene cuerdos, es salir a la calle y que no haya una purga. Es la baranda de la que nos agarramos mientras vamos por la vida.
Mucho orden se traduce en tener tu vida gestionada por una planilla de Excel sin permitir desviaciones. Y todos sabemos que las desviaciones llegan.
De más está decir que lo óptimo es un balance entre ambos extremos. Hay que tener un plan, y dejar todo por cumplirlo, y al mismo tiempo vivir la vida y no tomarse nada en serio. Todos sabemos que las mejores experiencias son las que surgen de la nada, improvisadas y sin expectativas.
Ahora, este texto no se trata de nada de lo que venimos hablando. Se trata de una sola palabra.
Incertidumbre.
¿Qué pasa cuando querés agarrarte de esa baranda y cuando pegás el manotazo no hay nada? Si alguna vez tuviste la suerte de conocer el mar, seguramente reconocés la sensación de no hacer pie y estar rodeado de litros y litros de agua que se mueven sin parar mientras te empujan. Algo así es la incertidumbre.
Hay dos momentos clave en la vida de un joven donde se experimenta máxima incertidumbre.
Cuando terminás el colegio y tenés que decidir qué carajo hacer con tu vida. Básicamente estudiar o trabajar. Y si elegís estudiar, ¿qué estudiar?
(Si elegiste estudiar) Cuando finalmente, luego de tanto esfuerzo y sufrimiento, te recibís.
En ambos casos hay un exceso de caos. Ya no está el sistema académico que te contenga. Ya hiciste lo que la sociedad, tus viejos y quien sea te pidió. Tenés toda esa libertad que tanto querías, acompañada obviamente de la responsabilidad que eso conlleva (la letra chica).
Podes hacer LO QUE QUIERAS! Que increíble no? Cuántas opciones.
Quedarte? Irte? Bs. As.? El sur? Afuera? Viajo y vuelvo? Novio? Novia? Me caso? Ahorro? Gasto? Auto? Agarro fijo o cambio de laburo?
Para mí, no hay respuesta correcta. Elegís y mirás para adelante, sin girar la cabeza. Por supuesto que siempre hacés un estudio de costo-beneficio y los excels que quieras, pero al final y al cabo la decisión siempre es subjetiva y viene de adentro tuyo. Ahí elegís y pa’ adelante.
Cualquier “qué hubiera pasado” o “qué pasa si” sobre cosas de las que no tenés información es al pedo. Es perder tiempo.
Capaz si no te ibas de viaje te pisaba un bondi en pleno centro. O quizás si te quedabas pegabas alto laburito y conocías a tu pareja perfecta. Qué sé yo, man.
Todo se resume a que hay que elegir y darle. Si hubieses tomado cualquier otra decisión, no serías la persona que sos hoy. Es muy fácil hablar con el diario del lunes.