Temporada inconclusa

Temporada inconclusa

Nada nuevo. Empecé dos temporadas y nunca las terminé. Y no de series porque no veo tele.

Ya no me escribo. Antes decía “me cansé de hablar conmigo mismo y ahora me escribo”. Uno podría pensar que también me cansé de escribirme, pero a pesar de ser un análisis válido, está errado.

Hoy tuve una de esas charlas que parecen ser inventadas por y para los directores de las películas indies llenas de clichés. Empezó con una pregunta que derivó en la temática ‘drogas’ que inevitablemente llevó a la palabra ‘control’.

Ese control, en realidad falta de, que parece tener la gente, a pesar de su incansable búsqueda del control absoluto. Igual eso es para otro día.

De la palabra ‘control’ vino toda la filosofía oriental: dejar fluir las cosas, el budismo, los budines navideños (de salón), y cómo en occidente nos falta mucho de eso y tendemos a complicar las cosas de más.

Ahí se cortó la charla y remataron con “Igual yo soy re gente normal, si aplicara mi propia filosofía explotaría”.

Y la verdad no tengo idea por qué, pero eso me hizo acordar a que antes era muy frecuente que la pasara mal por compararme con otros. Me resolví por aplicar una reglita que después descubrí que Jordan Peterson plantea como una de sus reglas en su libro.

Comparate con quién eras ayer, no con quién otra persona es hoy.

Vamos a aplicar una escala de valores binaria que poco coincide con la realidad pero que sirve para el punto: Lindo y Feo.

La situación es que vos tenés cosas lindas y feas, y esa otra persona también tiene sus cosas lindas y sus cosas feas. Lo que hacemos siempre es mirar sus cosas lindas y compararlas con nuestras cosas feas, un trato súper justo, ¿no? Y de esa forma nunca ves tus cosas lindas.

Encima, lo más probable es que eso “lindo” que vemos no sea tan copado en realidad, o hasta sea una humeada de las que venden por Instagram para tener un lindo feed.

Por eso es mejor compararnos con nuestra versión de ayer. Porque es la única comparación justa, y porque si lo hiciste una vez, podés hacerlo igual o mejor.

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